PORSCHE: EDGAR Y JÜRGEN BARTH, LA HUELLA DE UNA GRAN HISTORIA

PORSCHE: EDGAR Y JÜRGEN BARTH, LA HUELLA DE UNA GRAN HISTORIA

ADAC SCHAUINSLAND, UNA DE LAS CARRERAS MÁS REPRESENTATIVAS DEL ESPÍRITU ALEMÁN, SE CELEBRARÁ ESTE 4 Y 5 DE AGOSTO.

Gracias a la versatilidad de materias primas de la zona de Berg-Rekord en Schauinsland, se realizó un camino que donde se pudiera transportar los insumos a la ciudad de Friburgo, ya desde la edad media en la montaña se extraía plata y plomo, más tarde se explotó la madera, siendo este camino muy necesario para el desarrollo de las actividades económicas. Para 1896 el camino quedó listo, el lugar es tan imponente que varias décadas después los entusiastas del automovilismo en Friburgo realizaban las primeras competencias, el 16 de agosto de 1925 se celebró la primera y ya clásica carrera donde se reunieron 126 motocicletas y 72 automóviles. El ganador recorrió los escasos 12 kilómetros del trayecto, con 173 curvas y una pendiente máxima de 12 por ciento, a una velocidad media de 62,3 km/h.

De la noche a la mañana la carrera se convirtió en un espectáculo, y en su momento de mayor esplendor se aglomeraban más de 20.000 espectadores, gracias a la organización del Automóvil Club Alemán. Mario Ketterer condujo el 8 de julio de 1979 a una velocidad media de 134,76 km/h: la mejor velocidad de todos los tiempos en este circuito de montaña. En 1984 tuvo lugar la última carrera de Schauinsland en un circuito reducido. Unas estrictas normas medioambientales y de seguridad supusieron el fin de este evento. Ahora esta carrera se vuelve a revivir de vez en cuando en jornadas clásicas con coches antiguos de carreras y personalidades famosos del mundo del motor.

Durante los años en los que se realizó la competencia uno de los dos pilotos con modelos Porsche, Edgar Barth padre de Jürgen Barth ganó la carrera en 1957 al mando de un 718 RSK, ahora con un modelo 718 Boxter S, Jürgen sigue las huellas de su padre los cuales son ampliamente reconocidos por sus logros en competencias dentro y fuera de Alemania. Recordando los entrenamientos que tenían lugar por la noche ya que así se podía tener menos tráfico y desarrollar mejor las líneas ideales, grabandose en la mente el trazado del circuito montañoso. Ya en el siglo XIV había aquí una posada. Desde hace 60 años a menudo se alojan en el ‘Halde’ conductores de Porsche. En los años cincuenta y sesenta, los ingenieros de pruebas y los pilotos de Zuffenhausen eran clientes habituales. “Los pilotos entrenaban subiendo el Schauinsland, y de bajada a Todtnau probaban los frenos”.  Recuerda Jürgen Barth, un terreno ideal para poner a prueba el material. La pendiente que baja al valle del río Wiese, en la que se encuentran algunas pistas de esquí, lleva el muy apropiado nombre de Notschrei: grito de socorro.

“Algunos sonidos del motor del nuevo 718 Boxster S recuerdan al antiguo auto de carreras”, comenta Jürgen Barth. “El rugido sordo y grave al acelerar, por ejemplo”. Hace unas horas, cuando recorrió el circuito de Schauinsland volvió a sonar ese rugido en la boscosa montaña. Para Jürgen Barth, la potencia que desarrolla el nuevo bóxer de cuatro cilindros es “formidable”, el chasis “equilibrado” y los frenos “magníficos”. “Sabes que a tus espaldas tienes el empuje de un turbo, pero parece más bien un motor de aspiración”.

Jürgen Barth se formó como mecánico de automóviles en Porsche, y posteriormente amplió sus estudios con una segunda formación, también en Porsche, esta vez como comercial industrial. El 12 de junio de 1977, Jürgen Barth atravesaba la línea de meta de Le Mans en un Porsche 936 humeante junto con Jacky Ickx y Hurley Haywood, acababan de hacerse con la victoria general en esta mítica carrera de 24 horas.

En 1980 Barth ganó la competencia de 1.000 kilómetros en un Porsche 908 junto con Rolf Stommelen de la gran carrera del  circuito Eifel, donde se les entregó el anillo de Nürburgring, una presea que es una de las más reconocidas por el nivel de exigencia.