La seguridad vial, un asunto que es de todos

La seguridad vial, un asunto que es de todos

Cada año, el número de víctimas fatales por siniestros viales es de 24,000 en nuestro país, es decir, más de 65 cada día, según datos del Consejo Nacional para la Prevención de Accidentes (CONAPRA). Además, 750,000 heridos graves requieren de hospitalización y 39,000 sufren algún tipo de discapacidad.

En muchas ciudades del mundo la situación no es muy distinta, tanto que la Organización de las Naciones Unidas lanzó el Decenio de Acción para la Seguridad Vial 2011-2020, con el objetivo de reducir la cifra de personas afectadas.

De acuerdo con el organismo, a nivel mundial 1,3 millones de seres humanos fallecen a causa de un accidente de tránsito anualmente (arriba de 3,000 por día), más de la mitad de ellos no viajaban en automóvil. Del total de las defunciones, 90% se producen en los países de ingresos bajos y medianos.

En este escenario, ¿qué papel juegan los sistemas de seguridad de los vehículos?

Recientemente, la asociación civil El Poder del Consumidor, señaló que los autos más vendidos en México cuentan con bajos estándares de seguridad lo que pone en riesgo la integridad de sus pasajeros y peatones.

No es un secreto que en nuestro país se comercializan modelos que no cuentan con sistemas básicos de protección y que bajo estas condiciones su venta en otros mercados no sería posible. Sin embargo esta situación podría cambiar en un futuro no muy lejano.

En diciembre de 2014 se publicó en el Diario Oficial de la Federación (DOF), el Proyecto de Norma Oficial Mexicana PROY-NOM-194-SCFI-2014 que habla sobre los dispositivos esenciales de seguridad en vehículos nuevos.

La elaboración de este proyecto contó con la participación de instituciones del sector automotriz como la Industria Nacional de Autopartes (INA), la Asociación Nacional de la Industria Automotriz (AMIA), la Asociación Mexicana de Distribuidores de Automotores (AMDA), entre otras y para su concepción se consultaron normas nacionales ya existentes, pero también regulaciones extranjeras e internacionales incluida la United Nations Economic Commission for Europe (ECE) regulations related to safety testing.

Esto es un aspecto importante porque lo que se busca es recurrir a la experiencia que ya se tiene en otros países o regiones económicas sobre este tema e incorporarlo a nuestro mercado. Y aunque todo reglamento es perfectible, con estas bases se da un paso importante.

En el documento se incluye un apartado llamado “Evaluaciones de desempeño”, que se refiere a las pruebas de impactos frontales y laterales, que a pesar de no existir un organismo en México que esté destinado para realizarlas, los fabricantes de autos deberán presentar evidencia documental donde se demuestre que el vehículo ha cumplido con estas especificaciones.

Aquí se incluyen directivas europeas, del Departamento Nacional de Tránsito de Brasil (CONTRAN), de la Korea Motor Vehicle Safety Standards (KMV SS) y los estándares de la ONU UN R 94 y UN R 95.

Una vez aprobada y puesta en vigor, supondrá un cambio en el equipamiento de seguridad que incluyan los vehículos nuevos, lo que se traducirá en un beneficio al consumidor. Aunque no se puede asegurar que esto signifique una reducción considerable de las víctimas fatales por accidentes de tránsito.

Lo anterior se debe a que la mayoría de las situaciones que provocan un siniestro vial, están relacionadas con factores humanos: exceso de velocidad, conducir en estado de ebriedad, hacer uso de elementos distractores como teléfonos celulares u otro dispositivo móvil al mismo tiempo que se maneja el vehículo, etcétera.

Rara vez se puede atribuir a una falla mecánica originada desde la fábrica como la causa de un accidente. Es más, cuando se sospecha o existe la certeza que determinado componente no funciona correctamente, se emite un aviso o alerta como medida de prevención tanto por parte de la empresa automotriz como de la Procuraduría Federal del Consumidor (PROFECO), para que los dueños de los vehículos involucrados acudan al distribuidor de la marca y se repare el problema.

Por todo esto llama la atención que El Poder del Consumidor asegure que estar al volante de un automóvil sin los sistemas básicos de seguridad sea causa de accidentes, cuando es claro que son muchos factores los involucrados en estas situaciones, y el principal es el humano.

La sociedad como el gobierno no pueden ignorar esta realidad y mucho menos tener una actitud pasiva. Lo que se necesita son acciones que realmente contribuyan a disminuir la cifra de víctimas.

En conclusión, los consumidores tienen derecho a conocer todas las características del vehículo que piensan adquirir, pero también deben informarse para exigir que el producto que comprarán cuenten con los elementos básicos de protección, obligando así a los fabricantes a que los incluyan de serie.

Pero esto no es suficiente, en la medida que los conductores comprendan que son parte de la solución, actuando de manera responsable cuando están al volante y fomentando una cultura vial que tanto hace falta en el país, los resultados se verán de inmediato.

Finalmente, si en realidad el interés de muchas organizaciones civiles es la seguridad, la forma de contribuir es difundiendo a la sociedad información sustentada y que no sea tendenciosa, sólo así habrá una mejor convivencia y al final todos saldremos ganando.