Desde finales de 1966 este modelo se ha posicionado como el de mayor éxito comercial de Toyota, además de ser referencia en confiabilidad y durabilidad en su segmento. Presume una excelente relación de lo que se paga por lo que se obtiene. Sin embargo, lo cierto es que, en cuanto al tema de emotividad al volante, nunca fue uno de los grandes referentes, hasta ahora.

Estrena una plataforma denominada TNGA (Toyota New Global Architecture) y sobre esta se trazó una carrocería con leve musculatura, un rostro amable y hasta con rasgos orientales (los ojos rasgados), si me permiten la analogía, y que transmite una imagen más atractiva, rompiendo con la clásica discreción del pasado.

Aun cuando tiene prácticamente la misma distancia entre ejes, la vía delantera creció 1.19 centímetros y la trasera 2.21centímetros. Además, el voladizo delantero se acortó 3.3 cms. y la altura se redujo 2.03 cms, lo que significa es más corto de la parte delantera, pero más bajo, además. el cofre es 3.56 centímetros menos alto y todo esto, aparte de otras características, como mantener algunos componentes del tren de potencia más abajo, ayudaron a acercar el centro de gravedad más cerca del suelo, en aproximadamente un centímetro.

Si, el Corolla tiene líneas más atractivas, e incluso se puede decir que ganó un poco de musculatura, que a su vez le hace parecer un tanto deportivo, que era lo que le hacía falta para ingresar a los justos juveniles del año 2020. Por lo demás, además luce más aerodinámico, con líneas muy fluidas, una expresión retadora y, lo que siempre ha sido, muy sólido.

El interior no deja de ser muy Toyota, luce sobrio, con acabados que están a la mitad entre el lujo y lo utilitario con un toque de sofisticación un tanto gringa. Las estructuras son un poco más arquitectónicas que orgánicas. Como sea, lucen pertinentes al segmento, aunque la pantalla del sistema de infoentretenimiento tiene un poco de opacidad, muy leve y los gráficos de ésta no sean con demasiada resolución.

El diseño buscó que los materiales de alto brillo se combinaran con elementos mate (acentos plateados con negro piano y costuras contrastantes disponibles) para acentuar una apariencia y sensación premium. Además, las brechas minimizadas entre botones e interruptores, junto con la eliminación de letras innecesarias en el tablero, se suman al ambiente para dar una sensación de clase alta.

Según sus creadores, en comparación con el sedán Corolla anterior, el panel de instrumentos, el cofre, y la altura de la línea del cinturón se reducen para aumentar la visibilidad y crear la sensación de apertura del interior. Es muy cómodo, más de lo que llegue a pensar. Desde el volante, el sedán Corolla 2020 se siente bastante diferente a su predecesor. Se colocó el punto de la cadera del conductor 2.31 centímetros abajo y 3.98 cm. más hacia atrás para producir una posición de conducción optimizada. El resultado es que, no solo se mejora la comodidad, sino que también ayuda a reducir el centro de gravedad del vehículo y mejora la distribución del peso delantero / trasero.

A favor de la ergonomía puedo decir que todo queda a la mano, tanto la botonería, como la palanca de instrumentos y las manijas de las puertas. Ha sido muy bien pensado en el tema de la interfase hombre-máquina. Por su parte, el área del asiento trasero conserva un excelente espacio para la cabeza, a pesar de la línea inferior del techo. El espacio para las piernas también es abundante, cumpliendo una misión básica de sedanes, según Toyota.

A México llega con tres motorizaciones. Un 1.8 litros (que es el mismo motor de la generación anterior) de 140 caballos de fuerza, una de 2.0 lts. que genera 168 bhp y el hibrido con un Atkinson de 1.8 litros, 96bhp y un motor eléctrico de 71bhp y que en conjunto producen 121 caballos. Las transmisiones van desde una manual de seis velocidades para el modelo Base, hasta la CVT de siete cambios y el consabido eje planetario del Hibrido.

Probamos la versión con motor de 2.0 litros y transmisión CVT. Desde los primeros metros que recorrí me di cuenta del hecho de que la puesta a punto en general cambia significativamente, y ésta se siente mucho más refinada, quizá por el hecho de incorporar mejores amortiguadores que sus antecesores, además de bujes más firmes. El resorteo procura una compresión más suave que la descompresión y dado que la carrocería es muy rígida, el comportamiento de la suspensión es el más contenido que he experimentado no sólo en un Corolla, sino también en un Toyota.

Lo anterior significa que el auto se mantiene muy plano, tanto al curvear en recorridos de curvas de carreteras levemente sinuosas como al frenar o acelerar, es decir, en esto último no muestra cabeceos intensos. Por lo demás se siente que la suspensión absorbe muy bien las irregularidades del camino y la aísla acústicamente mejor que todos los Corolla de antaño.

La dirección es de igual manera mucho más precisa y con un tacto menos acolchonado, además se siente más directa y con una más acertada entrega de asistencia eléctrica, con sensaciones mucho menos virtuales. Eso procura una sensación de manejo mucho más animada, incluso podrá decir que más divertida, algo que ningún Corolla hasta la fecha había podido ofrecer. De hecho, gracias a la nueva facilidad que tiene para cambiar de dirección con una gran retroalimentación de lo que están haciendo las ruedas, se tiene una sensación deportiva, aceptablemente ágil.

El motor, tiene aceptables reacciones, un tanto más animadas y me sorprendió el hecho de que la transmisión continuamente variable fuera mucho más reactiva y atinada en las revoluciones para el caso en el que se ve afrontando, ya sea para acelerar, recuperar velocidad, o incluso frenar con freno, pareciera mucho más inteligente que aquella de las de Nissan. Si enfrentamos la de Toyota, con la de Nissan, esta última pareciera correr correr con zapatos bostonianos, mientras que la otra con tenis.

En suma
El nuevo Corolla, el auto para el segmento de compactos a nivel global, por antonomasia, se ha renovado tan tajantemente en temas de estética, decoración y, lo que nunca pensamos, desempeño que quizá sorprenda a propios y extraños. Es ahora, incluso y en cierta medida, divertido de manejar rompiendo con aquella máxima que dice: “Aquel producto que trate de agradar a todos, terminará no entusiasmando a nadie”.

Sólo me queda resaltar que no tiene Android Auto. Eso si está muy mal. Lo que está bien es que está muy completo de sistemas de seguridad en cualquiera de sus versiones.